#ElPerúQueQueremos

Más allá de Gringasho

Publicado: 2012-05-30

Él estaba de pie y los demás yacían agazapados en un rincón. Bastó una mirada fulminante para que el menor de todos empezara a imaginarse el inicio de la reyerta. ‘Gringasho’ no hizo nada. Así había estado durante toda la noche, sin pegar un ojo y seguramente cavilando formas para escapar del reformatorio. No necesitaba decir nada, ni una sola palabra. Todos ya sabían quién era ese al que le decían ‘el sicario más joven del país’ y aquel título nobiliario generaba un respeto tácito entre toda esa piara de descarriados.

‘Gringasho’ ha transgredido la barrera del ‘pirañita’ y del ‘barra brava’. Ahí, cuando la mayoría laceraba sus neuronas con terokal, él ya asesinaba a sueldo y se convertía en el más hábil pistolero del hampa juvenil. Su tío, un catedrático del delito, le enseñó todas las artes necesarias para sobrevivir en ese mundo que consideraba hostil, impropio y que ellos ‘Los malditos de Río Seco’, intentaban emular al fiel estilo de Alí Babá y sus cuarenta ladrones.

Hay quienes han declarado en su contra y dicen haberlo visto disparar a quemarropa, sin remordimientos y esbozando una sonrisa escolar de <<Tarea cumplida, maestro>>. No recibe estrellas en la frente, ni le ponen checks por cada muerto que agrega a su lista y sin embargo, a 'Gringasho' le llueven los aplausos cada vez que pisa uno de esos alejados lupanares del norte peruano. Sus compinches, ebrios hasta la náusea, le festejan con venias que solo merecen los delincuentes de culto masivo: es una celebridad.

Aunque la prensa le tape los ojos porque todavía es menor de edad, ya todo el Perú conoce de sus crímenes inexactos, de sus fugas en los albergues donde han intentado reeducarlo, del enrevesado amor por una chiquilla de la cuál se ha enamorado hasta la médula y que por muy capo que haya sido le ha costado su primer ‘gran’ encierro.

‘Gringasho’ sigue parado detrás de las rejas oxidadas de ‘Maranguita’. Sus compañeros de celda siguen esperando la orden para iniciar el combate y lo ven como su  salvador. Sin embargo, él solo piensa en ella, en cuánto falta para salir de ese maldito lugar y en qué estará haciendo ahora que ya no está con él, porque al fin y al cabo, tiene solo dieciséis años y es todavía un adolescente (aunque nosotros, solo nos esforcemos por ver al criminal).


Escrito por

Gianfranco Hereña Rodriguez

@GianfrancoHR: estudiante de comunicaciones en la Universidad de Lima. Amante del buen fútbol y la literatura.


Publicado en

Opinólogo

Otro sitio más de Lamula.pe