#ElPerúQueQueremos

Kina y los doblecara

Publicado: 2012-05-23

Por aquel entonces (y hablo solo de hace tres años atrás), los eventos pugilísticos en el Perú habían caído en el olvido. El boxeo era solo privilegio del cable. Ahí,  donde  Kike Pérez transmitía las grandes peleas internacionales en su ‘Rincón del Box’, nadie gastaba la vista en ver si es que había un peruano combatiendo en el ring.

La fiebre por Kina emergió de la nada. Repentinamente, los peruanos nos dimos cuenta que teníamos una campeona mundial  y como es rara esa distinción en alguno de nuestros compatriotas, nos subimos al coche para sentirnos—al menos por un instante—ganadores en algo.

¿Es el primer fenómeno de festejo sin antecedentes? No. Ya había ocurrido antes con Sofía Mulanovich en 2004. Y es curioso que tanto a ‘La gringa’ como a ‘Dinamita’, nadie las conociera sino hasta ganar algo ‘grande’.  Es como si necesitáramos de tótems para sentir que existimos, es decir, reafirmar nuestra nacionalidad a través de figuras que destaquen y nos pongan en el mapa.

Pero Kina, más allá de ponernos en el mapa y cargar una bandera peruana en todas sus peleas, ha logrado calar más hondo. Ella pertenece a ese tipo de especies que destacan más allá de lo deportivo y esa característica le ha valido para que en apenas tres años de popularidad, se haya hecho de un gran número de adeptos .

Ha heredado la elegancia de Susy Dyson e intuyo que—cortesía de su padre— el desparpajo surfista que tiene para declarar. Se luce en varios programas de televisión y en todos ellos, siempre se encarga de soltar una sonrisa irónica que revela, además de sus dientes cepillados con ‘Dento’, una infinita inocencia de la que quizás no es consciente.

Kina cae bien, se hace querer. Es una deportista que ha transgredido la barrera de su contemporánea y, también,  repentinamente famosa  ‘¡Chévere Sofi!’ o de la terca necesidad peruana por aferrarse a los fracasos futbolísticos.

La pelea del sábado pasado fue una masacre televisada. A pesar de ello, fuimos testigos de cómo los festejos tronaron en el Callao y lo aplaudimos <<¡Viva el Perú!>>, pude escuchar desde las afueras de mi departamento y sonaron los cláxones, reventaron las redes sociales y los comentaristas se deshacían en halagos a ‘Nuestra’ campeona.

Es cierto que la rival, quizás, no estuvo a la altura ( enfatizo el 'quizás', porque  si estaba séptima en el ranking, algo debía de tener, tampoco era una mansa paloma) pero la ética peruana es ‘doblecara’. Si por un lado le exigimos que pelee con una alguien de mayor envergadura, por el otro nuestra consciencia susurra <<No pierdas, sigue ganando, no nos quites el privilegio de sentirnos importantes>>.

¿Es Kina una estafadora? No me consta. Tampoco hay que ponernos quisquillosos. Esa falsa moral de <<Si fuera ella pelearía con alguien de nivel>>, es más una declaración de la boca para afuera. En el supuesto caso de que así sea, estoy seguro de que más de uno en su lugar haría lo mismo.  Seamos conscientes de nuestras taras y no seamos pacatos, disfrutemos la hegemonía y el carisma de Kina : Campeones mundiales peruanos, no hay todos los días.


Escrito por

Gianfranco Hereña Rodriguez

@GianfrancoHR: estudiante de comunicaciones en la Universidad de Lima. Amante del buen fútbol y la literatura.


Publicado en

Opinólogo

Otro sitio más de Lamula.pe